Tras la explosión de júbilo, la peña El Follón se dirigió al vermouth que enlazaron con una comida en las piscinas, por comodidad, que consistió en una paella de catering, por más comodidad. ¿Demasiada quizás?
A la noche, de nuevo esperamos a la cena, y mientras nuestro compañero Eduardo aclaraba el día de su cena de catering, el resto nos dirigimos a la cuevilla donde degustamos unos mojitos preparados por el arriba homenajeado.
La presencia de sombrillas y la decoración de los refrigerios junto a los cardamomos de Laura en el gin-tonic crean diferentes debates con los que pasamos la noche que los más valientes alargamos hasta la recena de unos sanwiches con pan caducado.
Los días de fiestas fueron pasando mientras en el whatsapp se intercambiaban fotos de supuestos paraísos.
